La crisis en Venezuela que se ha acentuado notablemente en la última década, se caracteriza por la corrupción rampante, violaciones de derechos humanos y el narcotráfico que ha dejado al país en la cúspide del caos. En el epicentro de este desastre se resaltan tres figuras clave: Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino. Estos tres individuos representan la cúpula del poder que ha perpetuado una de las crisis más grandes que ha sufrido el país.
Maduro ha llevado al país hacia un desastre económico y social sin precedentes, según el Fondo Monetario Internacional, el PIB per cápita de Venezuela se ha contraído en más del 74.2% entre 2015 y 2019, lo que refleja una profunda recesión, la hiperinflación, que alcanzó niveles estratosféricos y un aumento en la pobreza, que ahora afecta a más del 80% de la población, han sido el legado de las políticas de Maduro, las condiciones de vida han empeorado drásticamente con un éxodo de más de siete millones de venezolanos que buscan escapar de esta crisis humanitaria. Este éxodo representa la segunda mayor crisis migratoria del mundo, solo superada por la situación en Siria, Las desastrosas políticas económicas y la mala gestión del sector petrolero, que alguna vez fue la joya de la corona del país, han convertido a Venezuela en un Estado cuasi-fallido.
Nicolás Maduro no toma decisiones significativas sin la aprobación previa de La Habana, las estrategias políticas y medidas del gobierno venezolano suelen ser dictadas directamente desde Cuba y ejecutadas fielmente por Maduro. La influencia del gobierno cubano ha resultado en un control directo sobre la cúpula del poder en Venezuela, los agentes de inteligencia y estrategas cubanos, con su vasta experiencia juegan un papel crucial en mantener a Maduro en el poder utilizando tácticas de represión, división, desinformación y manipulación.
Maduro quien acostumbra en crear acusaciones falsas de traidores a la patria a los opositores de su gobierno, es en si mismo el gran traidor, quien ha vendido la soberanía de Venezuela y ha permitido los abusos al pueblo venezolano de los organismos represivos de Cuba.
Diosdado Cabello: La Mano Oscura detrás del Poder
Diosdado Cabello recientemente nombrado ministro de Interior se convierte en una figura central en la expansión del aparato represor del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, su historial y lealtad al chavismo sugieren que su nombramiento intensificará aún más la represión estatal, este cambio en el liderazgo del Ministerio de Interior se interpreta como un intento de Maduro de consolidar el control y silenciar cualquier oposición al régimen.
Diosdado Cabello, ex presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y alto dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha sido señalado como uno de los principales actores en la profundización de la crisis, su influencia en el partido y en el gobierno le ha otorgado una posición privilegiada, pero también ha estado marcada por acusaciones de corrupción y narcotráfico, las denuncias indican que Cabello lidera el llamado «Cártel de los Soles», una organización criminal que agrupa a altos oficiales militares y figuras políticas involucradas en actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha sancionado a Cabello y ha emitido una recompensa de hasta 10 millones de dólares por cualquier información que lleve a su captura, estas medidas son parte de un esfuerzo más amplio para desmantelar las redes de narcotráfico que operan en Venezuela y que están asociadas con Cabello.
La corrupción ligada a Cabello es solo uno de los múltiples escándalos que han salpicado su carrera política, se le ha acusado de recibir sobornos a cambio de contratos gubernamentales y de utilizar su posición para proteger sus intereses personales en el tráfico de drogas, a pesar de las múltiples denuncias y el evidente conflicto de interés, Cabello ha continuado utilizando su poder para frustrar cualquier intento de reforma o rendición de cuentas en el país.
Vladimir Padrino: El Militar en la Mirada del Narcotráfico
El general Vladimir Padrino López, actual ministro de Defensa de Venezuela, es otra de las figuras clave en la preservación del régimen de Maduro, Padrino ha sido vinculado no solo a la corrupción y el narcotráfico, sino también a violaciones sistemáticas de derechos humanos, se ha encontrado que su familia mantiene una serie de empresas que operan en el sector privado, presuntamente se han enriquecido a través de mecanismos corruptos. También está bajo investigación por su presunta participación en el tráfico de drogas, es acusado por Estados Unidos de facilitar la salida de cocaína de Venezuela hacia el mercado internacional.
Los vínculos de Padrino con el narcotráfico no se limitan a su familia; su notoriedad en el mundo militar le ha permitido hacerse de poder y control a través de las fuerzas armadas, este control ha sido fundamental para mantener el régimen en el poder, en un contexto donde la corrupción se ha vuelto endémica, las Fuerzas Armadas han pasado de ser meros observadores a actores activos en el tráfico de drogas.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha presentado cargos contra Vladimir Padrino, acusándolo de participar en actividades de narcotráfico, en 2019, un gran jurado federal lo acusó específicamente por tráfico de cocaína relacionado con un avión registrado en E.U. que viajó hacia y desde Venezuela, y otros países, este hecho subraya la gravedad de las acusaciones que enfrenta.
Las autoridades también han catalogado a otros funcionarios del régimen venezolano por acusaciones similares consolidando la imagen del país como un «narcoestado».
Violaciones de Derechos Humanos.
Las violaciones de derechos humanos se han convertido en una política estatal en respuesta a la oposición y la disidencia, la brutal represión de protestas y el uso de la fuerza excesiva por parte de las fuerzas de seguridad desenmascaran un patrón de abuso sistemático, desde ejecuciones extrajudiciales hasta torturas, el gobierno ha utilizado las fuerzas del orden para silenciar cualquier voz contraria al régimen, se estima que miles de personas han sido víctimas de desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias, con el gobierno negándose a rendir cuentas por estas atrocidades.
La comunidad internacional ha reaccionado a estas violaciones con condenas y la imposición de sanciones a sus líderes, la Corte Penal Internacional ha abierto investigaciones preliminares sobre crímenes de lesa humanidad, incluyendo torturas, asesinatos y el uso deliberado de violencia por parte del Estado para reprimir a la oposición, estos informes documentan un nivel de impunidad sin precedentes, donde las fuerzas de seguridad actúan con total libertad para reprimir a los ciudadanos.
La impunidad ha sido una constante en el régimen, a pesar de las evidencias que surgen de múltiples informes internacionales y testimonios de víctimas, la cúpula del poder continúa sin enfrentar sanciones significativas, esto perpetúa un ciclo de abuso, donde los perpetradores actúan sin temor a consecuencias, lo que también fomentará un clima de miedo en la sociedad civil, la corrupción de altos funcionarios como Cabello y Padrino ha alimentado esta cultura de impunidad, donde el crimen se ha institucionalizado como parte de la política del país.
El régimen de Nicolás Maduro, y ahora en la nueva tripleta —Maduro, Cabello y Padrino— llevaran a Venezuela a un sistema mayor de represión, La falta de responsabilidad y la impunidad que benefician a estos líderes continúan erosionando cualquier posibilidad de un futuro democrático y estable para Venezuela.
A medida que la crisis humanitaria continúa, queda la esperanza de que la protesta popular y la presión de la comunidad internacional finalmente logren abrir el camino hacia una Venezuela democrática, donde las voces de los ciudadanos sean escuchadas, y la corrupción y la violación de derechos humanos se conviertan en parte del pasado.