México festeja su independencia sin independencia gracias al narcotráfico

México amaneció el 16 de septiembre de 2025 con las calles teñidas de verde, blanco y rojo, los colores de la bandera que simbolizan la lucha por la libertad iniciada hace 215 años con el Grito de Dolores. En plazas públicas desde el Zócalo de la Ciudad de México hasta los rincones más remotos del país, los mexicanos se reunieron para conmemorar el Día de la Independencia, un momento que evoca el fervor patriótico de 1810, cuando Miguel Hidalgo llamó al pueblo a levantarse contra la opresión colonial.

Sin embargo, detrás de las festividades, los mariachis, los desfiles cívico-militares y los fuegos artificiales, una sombra persistente opaca la celebración: el narcotráfico, una fuerza que para muchos ha secuestrado la verdadera soberanía del país. En este 215º aniversario México festeja su independencia, pero lo hace atrapado en una paradoja: la libertad conquistada hace siglos parece desvanecerse bajo el control de los cárteles que dominan vastas regiones del territorio nacional.

El eco del Grito opacado por la violencia

La noche del 15 de septiembre la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó la ceremonia del Grito de Independencia desde el balcón del Palacio Nacional, frente a una multitud que coreaba “¡Viva México!” con entusiasmo. El acto, cargado de simbolismo recrea el llamado de Hidalgo que marcó el inicio de la guerra independentista. Este año la algarabía no resonó con la misma fuerza en todo el país, en estados como Sinaloa, Veracruz y Michoacán, numerosos municipios optaron por suspender o reducir al mínimo las celebraciones patrias debido a la creciente violencia desatada por el narcotráfico. En Sinaloa cuna del poderoso Cártel de Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha Moya anunció que los festejos se limitarían a un acto cívico, sin las tradicionales verbenas populares por motivos de seguridad, esta decisión no es un hecho aislado: al menos 20 municipios en todo el país tomaron medidas similares, priorizando la protección de la ciudadanía sobre la tradición.

La violencia en estas regiones no es un fenómeno reciente, pero su intensidad ha escalado en los últimos años, la lucha interna entre facciones del Cártel de Sinaloa, particularmente entre Los Chapitos y Los Mayos tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada en agosto de 2025, ha dejado un saldo devastador: miles de muertos, desaparecidos y comunidades enteras desplazadas. En Culiacán, la capital sinaloense, las calles que alguna vez vibraron con música y danza durante las fiestas patrias hoy están marcadas por el miedo a los enfrentamientos armados. Esta realidad plantea una pregunta dolorosa: ¿cómo celebrar la independencia en un país donde el Estado no logra ejercer control pleno sobre su territorio?

La soberanía secuestrada

El término “independencia” implica autonomía, libertad y control sobre el destino de una nación. Sin embargo, en vastas regiones de México, la soberanía parece ser una ilusión, los cárteles del narcotráfico no solo controlan la producción y distribución de drogas, sino que también han infiltrado instituciones, economías locales y hasta la vida cotidiana de las comunidades, en los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas, por ejemplo, las mafias dictan las reglas del comercio marítimo, mientras que en zonas rurales de Guerrero y Chiapas, los grupos criminales imponen sus propias leyes, cobrando “derecho de piso” a campesinos y pequeños comerciantes. Como señala el analista Alberto Guerrero Baena, “la soberanía mexicana no se pierde en los foros internacionales, sino en los municipios controlados por grupos armados, en los puertos infiltrados por mafias y en las regiones donde la ley del Estado es letra muerta.”

Esta pérdida de control territorial no es solo una cuestión de seguridad, sino un desafío directo a la narrativa de la independencia, mientras los mexicanos ondean banderas y entonan el himno nacional, los cárteles operan como un poder paralelo, desafiando la autoridad del gobierno y socavando los ideales de libertad que la Independencia de 1810 buscó consolidar. En este contexto, el Grito de Dolores, que alguna vez unió a un pueblo contra el yugo colonial, parece un eco distante frente a una nueva forma de opresión interna.

Las celebraciones en el extranjero: un contraste agridulce

Fuera de México las comunidades mexicanas en ciudades como Chicago, Los Ángeles y Nueva York también conmemoraron el Día de la Independencia con desfiles, música y comida tradicional. En Filadelfia las celebraciones coincidieron con el inicio del Mes de la Herencia Hispana, atrayendo a miles de personas que se reunieron en Penn’s Landing para honrar su legado cultural. En el extranjero las fiestas no estuvieron exentas de matices sombríos, en Nueva York la comunidad mexicana celebró con discreción en Sunset Park, Brooklyn, bajo un ambiente de cautela debido a las recientes políticas migratorias en Estados Unidos.

Estas celebraciones en la diáspora, aunque vibrantes, contrastan con la realidad en México, mientras los mexicanos en el exterior alzan la voz con orgullo, en el país las festividades se ven empañadas por la inseguridad. Este contraste resalta una ironía: la Independencia de México se celebra con mayor libertad en algunos lugares fuera de sus fronteras que en su propio territorio.

La lucha contra el narcotráfico: avances y desafíos

El gobierno mexicano no ha permanecido inmóvil ante esta crisis, en los días previos al 16 de septiembre, las fuerzas federales y estatales llevaron a cabo operativos que resultaron en el desmantelamiento de laboratorios clandestinos, la captura de líderes criminales y la inhabilitación de tomas clandestinas de combustible. Estos esfuerzos, según las autoridades han generado un impacto económico significativo en las organizaciones criminales, debilitando su capacidad operativa. Sin embargo, los resultados son insuficientes frente a la magnitud del problema, la captura de “El Mayo” Zambada, uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa, fue un golpe importante, pero también desencadenó una ola de violencia retaliativa que ha complicado aún más la situación en regiones como Sinaloa.

La corrupción sigue siendo un obstáculo, las redes de complicidad entre algunos funcionarios públicos y los cárteles han permitido que el narcotráfico prospere, incluso en un contexto de operativos intensificados. Como señaló Zambada en su declaración ante una corte de Nueva York, las autoridades sobornadas son un componente clave en el funcionamiento de estas organizaciones. Este entramado de corrupción no solo perpetúa la violencia, sino que también mina la confianza de la población en las instituciones, un pilar esencial para cualquier nación que aspire a ser verdaderamente independiente.

Una reflexión sobre el futuro

A 215 años del Grito de Dolores, México enfrenta un desafío que va más allá de las celebraciones patrióticas. La Independencia no es solo un evento histórico, sino un ideal que requiere ser defendido y renovado constantemente. Hoy, ese ideal está en jaque, no por una potencia extranjera, sino por un enemigo interno que opera con impunidad en amplias zonas del país, la lucha contra el narcotráfico no es solo una cuestión de seguridad pública, sino una batalla por la soberanía, la justicia y el derecho de los mexicanos a vivir sin miedo.

verdadera libertad requiere no solo recordar el pasado, sino construir un futuro donde el Estado recupere el control de su territorio, las comunidades vivan sin temor y la justicia prevalezca sobre la impunidad. Solo entonces, el Grito de Dolores resonará con la fuerza de una nación verdaderamente libre.

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