La tensión diplomática entre Estados Unidos y Venezuela ha alcanzado un nuevo punto crítico tras la confirmación este lunes, de que la Casa Blanca recibió una carta enviada por Nicolás Maduro, a quien Washington considera un fugitivo internacional y líder de un cartel del narcotráfico que gobierna ilegalmente a Venezuela, la misiva fechada el 6 de septiembre y divulgada por la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, propone un “diálogo directo y franco” con el enviado especial estadounidense Richard Grenell, sin embargo, la respuesta oficial del gobierno de Donald Trump fue contundente: “Está llena de mentiras”.
El contenido de la carta: una propuesta de diálogo
La carta enviada por Maduro plantea la reapertura de canales diplomáticos entre Caracas y Washington, en medio de una escalada militar en el mar Caribe y acusaciones mutuas sobre narcotráfico, migración forzada y desinformación. En el documento Maduro rechaza las acusaciones de que su gobierno esté vinculado al tráfico de drogas y propone discutir temas sensibles como la repatriación de migrantes venezolanos y la cooperación bilateral en seguridad.
“Presidente, espero que podamos juntos derrotar las falsedades que han empañado nuestra relación, la cual debe ser histórica y pacífica, como siempre visualizó nuestro Libertador Simón Bolívar”, se lee en la carta publicada por Rodríguez en Telegram, Maduro insiste en que Venezuela es un “territorio libre de producción de drogas” y asegura que solo el 5% de los narcóticos producidos en Colombia cruzan por territorio venezolano, de los cuales el 70% son interceptados por las autoridades locales.
Además, el mandatario venezolano destaca la participación previa de Grenell en negociaciones bilaterales, incluyendo la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela y la renovación de licencias petroleras para empresas como Chevron. “Hasta ahora, este canal ha funcionado sin fallos”, afirma Maduro en su misiva.
La respuesta de la Casa Blanca: rechazo categórico
La portavoz de la Casa Blanca Karoline Leavitt, fue clara en su rueda de prensa del lunes: “Hemos visto esta carta, francamente creo que Maduro repitió muchas mentiras en ella, y la postura de la Administración sobre Venezuela no ha cambiado”, Leavitt reiteró que Estados Unidos considera ilegítimo el régimen de Maduro y que el presidente Trump está dispuesto a utilizar “todos los medios necesarios” para detener el tráfico ilegal de drogas letales desde Venezuela hacia territorio estadounidense.
La funcionaria también subrayó que la carta no representa una apertura real al diálogo, sino una estrategia de propaganda. “No hay voluntad genuina de cooperación, lo que vemos es una maniobra para desviar la atención de las operaciones militares en curso y de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en Venezuela”, declaró.
Contexto geopolítico: despliegue militar y acusaciones cruzadas
La carta de Maduro fue enviada días después de que fuerzas estadounidenses realizaran una operación letal contra una embarcación proveniente de Venezuela en la que murieron once personas, según la administración Trump, la embarcación estaba vinculada al grupo criminal Tren de Aragua y transportaba drogas hacia Puerto Rico, en las semanas siguientes, se llevaron a cabo tres operaciones similares, elevando el número total de presuntos narcotraficantes muertos a 17.
Washington sostiene que el Cartel de los Soles, presuntamente liderado por altos funcionarios del chavismo está detrás de una red de narcotráfico que opera desde Venezuela hacia Centroamérica y el Caribe, Maduro por su parte, ha calificado estas acusaciones como “la instancia más descarada de desinformación contra nuestra nación” y ha ordenado el despliegue de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en comunidades fronterizas para entrenar civiles en el manejo de armas.
Richard Grenell, exembajador y actual enviado especial de la Casa Blanca, ha sido una figura clave en los intentos de diálogo entre ambos países, a principios de año, Grenell viajó a Caracas para negociar la liberación de presos estadounidenses y facilitar vuelos de deportación de migrantes venezolanos, su visita fue considerada un gesto de distensión, el despliegue militar estadounidense en el Caribe cambió radicalmente el tono de las relaciones.
Maduro propone en su carta que Grenell sea el interlocutor principal para retomar el diálogo, argumentando que “su experiencia y disposición han demostrado que aún existen canales abiertos para la paz”, fuentes cercanas al Departamento de Estado indican que no hay planes inmediatos para enviar a Grenell nuevamente a Venezuela, y que cualquier conversación futura dependerá de “acciones concretas” por parte del régimen chavista.
La credibilidad del régimen de Maduro está “gravemente comprometida” tras las elecciones presidenciales de 2024, en las que la oposición obtuvo una victoria clara que el chavismo se negó a reconocer.
El factor migratorio: exigencias de Trump
En paralelo a la controversia por la carta, el presidente Trump lanzó un ultimátum en su cuenta de Truth Social, exigiendo que Venezuela acepte el retorno de miles de migrantes que según él, fueron forzados a entrar en Estados Unidos desde prisiones y hospitales psiquiátricos venezolanos, queremos que Venezuela acepte de inmediato a todos los prisioneros y personas de instituciones mentales que el ‘liderazgo’ venezolano ha obligado a entrar en los Estados Unidos de América. ¡SAQUENLOS DE NUESTRO PAÍS, AHORA MISMO, ¡O EL PRECIO QUE PAGARÁN SERÁ INCALCULABLE!”.
Hasta el momento, el gobierno venezolano no ha emitido una respuesta formal a estas exigencias, aunque fuentes internas indican que los vuelos de deportación continúan sin interrupciones, la retórica de Trump ha sido interpretada como una señal de endurecimiento de la política migratoria y una advertencia directa al régimen chavista.
Expertos en relaciones internacionales coinciden en que la carta de Maduro no representa una verdadera intención de diálogo, sino una estrategia para ganar tiempo y legitimidad ante la presión internacional. “Maduro busca proyectar una imagen de apertura mientras fortalece su aparato militar y reprime a la oposición, es una táctica clásica de doble discurso”, señala la analista venezolana Mariana Campos.
El politólogo estadounidense Michael Shifter considera que la respuesta de la Casa Blanca fue “necesaria y proporcional”, dado el historial de incumplimientos del régimen chavista, Estados Unidos no puede permitir que se utilicen canales diplomáticos como herramientas de manipulación, la firmeza es clave en este momento”, afirma.
La administración Trump ha dejado claro que no reconocerá al régimen de Maduro ni negociará bajo condiciones que considere manipuladas o deshonestas.