Desde su descubrimiento el pasado 1 de julio por el telescopio ATLAS en Río Hurtado, Chile, el objeto 3I/ATLAS ha capturado la atención de astrónomos, científicos y aficionados de todo el mundo. Clasificado como el tercer visitante interestelar jamás detectado en nuestro sistema solar, este cuerpo celeste ha generado tanto fascinación como controversia. ¿Estamos ante un cometa natural expulsado de otro sistema estelar, o podría tratarse de una sonda artificial de origen desconocido?
La pregunta, aunque audaz, no es nueva, desde el paso de ‘Oumuamua en 2017 y el posterior avistamiento de 2I/Borisov en 2019, la comunidad científica ha debatido sobre la posibilidad de que algunos objetos interestelares puedan tener un origen no natural, en el caso de 3I/ATLAS la discusión ha resurgido con fuerza, alimentada por observaciones inusuales, teorías provocadoras y una narrativa mediática que oscila entre el rigor científico y la especulación.
El telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), financiado por la NASA, detectó por primera vez a 3I/ATLAS mientras rastreaba objetos cercanos a la Tierra, lo que llamó la atención de inmediato fue su velocidad: más de 221,000 km/h, una cifra que supera ampliamente la velocidad orbital de cualquier cuerpo ligado gravitacionalmente al Sol.
Además, su trayectoria hiperbólica indica que no está atrapado por la gravedad solar, lo que confirma su origen interestelar, esta característica lo coloca en la misma categoría que ‘Oumuamua y Borisov, los dos únicos objetos previamente identificados como visitantes de otros sistemas estelares.
Características físicas: ¿cometa típico o algo más?
Las observaciones realizadas por el telescopio espacial Hubble revelaron una nube de polvo en forma de lágrima desprendiéndose del núcleo de 3I/ATLAS, una señal típica de los cometas, la presencia de coma y cola impulsadas por la radiación solar, refuerza la hipótesis de que se trata de un cuerpo helado que se comporta como otros cometas conocidos.
Sin embargo, algunos investigadores han señalado aspectos que merecen atención. El núcleo parece más compacto de lo esperado, y la liberación de hidroxilo —un subproducto común en cometas— ha sido menor que en otros cuerpos similares, aunque estos detalles no son concluyentes, han servido como base para teorías alternativas.
El astrofísico Avi Loeb de la Universidad de Harvard, ha sido una de las voces más prominentes en plantear la posibilidad de que 3I/ATLAS no sea un cometa ordinario. Loeb, conocido por su trabajo en cosmología y por haber sugerido que ‘Oumuamua podría ser una sonda extraterrestre, ha propuesto que este nuevo objeto podría tener un origen artificial.
“Debemos estar abiertos a hipótesis no convencionales, especialmente cuando los datos presentan anomalías”, ha declarado Loeb en entrevistas recientes, aunque reconoce que la explicación más probable es que se trata de un cometa natural, insiste en que la ciencia debe explorar todas las posibilidades, incluso aquellas que desafían el consenso.
La postura de la comunidad científica
La mayoría de los astrónomos y astrofísicos han respondido con cautela ante las afirmaciones de Loeb. Samantha Lawler, investigadora de la Universidad de Regina en Canadá, ha sido enfática: “Este cometa se comporta exactamente como lo esperaríamos de un cuerpo expulsado desde otro sistema estelar, no hay indicios de un objeto artificial”.
Los datos recopilados por observatorios en Europa, Asia y América coinciden en que 3I/ATLAS presenta las características típicas de un cometa: núcleo helado, coma visible, cola de partículas y respuesta predecible a la radiación solar, no se han detectado emisiones electromagnéticas anómalas, maniobras no gravitacionales ni patrones que sugieran control inteligente.
A pesar del consenso científico, la narrativa sobre una posible nave espacial ha ganado atracción en redes sociales y medios digitales, algunos sitios han alimentado la idea de que 3I/ATLAS podría ser una manifestación extraterrestre, citando su velocidad y trayectoria como “indicios de inteligencia”.
Frases como “nave nodriza”, “Federación Galáctica” y “camuflaje cósmico” han aparecido en publicaciones virales, generando confusión entre el público general. Este fenómeno no es nuevo: cada descubrimiento astronómico relevante suele ser acompañado por teorías alternativas que, aunque atractivas, carecen de respaldo.
Los investigadores han recurrido a observaciones rigurosas, modelos matemáticos y análisis espectroscópicos para entender el objeto.
La ciencia no descarta posibilidades, pero exige evidencia. En este caso, todas las pruebas apuntan a que 3I/ATLAS es un cometa interestelar, similar en comportamiento a otros cuerpos helados que han visitado nuestro sistema solar, la ausencia de señales artificiales, estructuras geométricas o patrones de navegación refuerza esta conclusión.
Más allá del debate sobre su origen, 3I/ATLAS representa una oportunidad única para estudiar materiales que provienen de otros sistemas estelares, su composición, dinámica y evolución pueden ofrecer pistas sobre la formación de planetas, la distribución de elementos en la galaxia y los procesos que expulsan cuerpos celestes al espacio interestelar.
Además, el estudio de estos objetos permite mejorar nuestras capacidades de detección, seguimiento y análisis, lo que será crucial en futuras misiones, exploración espacial y búsqueda de vida extraterrestre.
¿Qué sigue para 3I/ATLAS?
El cometa continuará su trayectoria por el sistema solar durante los próximos meses, acercándose a su punto más próximo a la Tierra en noviembre, la NASA ha habilitado herramientas interactivas como “Eyes on the Solar System” para que el público pueda seguir su recorrido en tiempo real.
Mientras tanto, observatorios de todo el mundo seguirán recopilando datos sobre su tamaño, composición y comportamiento. Aunque no se espera que impacte la Tierra ni que realice maniobras inesperadas, su paso será monitoreado con atención.
3I/ATLAS es, hasta donde sabemos un cometa interestelar, su velocidad, trayectoria y comportamiento coinciden con lo que la ciencia espera de un cometa de otro sistema. Aunque las teorías sobre naves espaciales y sondas alienígenas pueden resultar atractivas, no hay evidencia que las respalde.
La verdadera maravilla de 3I/ATLAS no reside en lo que podría ser, sino en lo que es: un visitante lejano que nos permite mirar más allá de nuestro vecindario cósmico y reflexionar sobre la vastedad del universo. Cuando la imaginación compite con la evidencia, este cometa nos recuerda que la ciencia, con su rigor y humildad, sigue siendo nuestra mejor herramienta para entender el cosmos.