Lucía Galán, innovadora en el negocio de lavanderías en Los Ángeles.

Los Ángeles California ha visto surgir historias de éxito, entre ellas, la de Lucía Galán, una empresaria cubana radicada en el sur de California, quien ha transformado el negocio tradicional de las lavanderías en un modelo de innovación, sostenibilidad y conexión comunitaria. Desde que abrió su primera lavandería en el barrio de Pico-Union en 2015, hoy sus Lavanderías Galán operan en ocho ubicaciones estratégicas de la ciudad, emplean a más de 60 personas y sirven a miles de clientes mensualmente, pero su impacto va más allá de las cifras, Lucía se enfocó en un esquema moderno, acogedor y limpio, también ha acondicionado un pequeño espacio para la lectura con una variedad de revistas educativas y de emprendimiento en sus lavanderías, donde cada cliente en su tiempo de espera puede aprender y crear sueños.

Orígenes Humildes y un Sueño Emprendedor. 

Nacida en La Habana en 1982, Lucía creció en un entorno donde la improvisación y la resiliencia eran moneda corriente. Su madre, una maestra jubilada, y su padre, un mecánico automotriz, le inculcaron el valor del trabajo duro y la importancia de adaptarse a los cambios, tras mudarse a Estados Unidos en 2001, estudió administración de empresas en la Universidad Estatal de California, Northridge (CSUN), mientras trabajaba medio tiempo en una lavandería local para cubrir sus gastos, fue allí donde descubrió su pasión por un sector que, aunque poco glamuroso, ofrecía una demanda constante y un nicho de mejora.

Aprendí que muchas lavanderías eran espacios impersonales, con máquinas antiguas y mal servicio, vi una oportunidad para crear algo diferente, recuerda Galán. Tras graduarse en 2005, trabajó durante siete años en el departamento de logística de una cadena de hoteles, ahorrando cada centavo y estudiando el mercado de servicios de limpieza, en 2014, tras perder a su padre y heredar una modesta cantidad de dinero, decidió invertirlo en su sueño, una lavandería que combinara tecnología, eficiencia y calidez humana.

El camino no fue fácil, en 2015 el mercado de lavanderías en Los Ángeles estaba saturado de pequeños negocios familiares y cadenas nacionales como WashPro, que dominaban el sector con precios bajos y modelos establecidos. Como mujer en un ámbito mayoritariamente masculino, Lucía enfrentó prejuicios y obstáculos financieros, muchos proveedores me subestimaban, y los bancos se mostraban reacios a otorgarme créditos sin garantías sólidas, confiesa.

Para superar estos retos, Galán optó por una estrategia audaz: focalizarse en comunidades hispanas y de bajos ingresos que, aunque dependían de servicios de lavado, carecían de opciones accesibles y modernas, también apostó por reinvertir cada ganancia en mejorar la infraestructura y en formar a su equipo en atención al cliente, no quería solo lavar ropa; quería construir relaciones, explica.

Su primer gran éxito llegó cuando introdujo horarios extendidos hasta la medianoche, una necesidad para trabajadores que salían tarde en horarios diurnos, y ofertas con servicio gratis para clientes fieles, estas medidas, junto con máquinas de alta eficiencia que reducían tiempos y costos, permitieron que su primera lavandería alcanzara el punto de equilibrio en menos de 18 meses.

Lo que distingue a Lavanderías Galán, no es solo su enfoque humano, sino su apuesta por la innovación tecnológica, en 2017 Lucía lanzó una aplicación móvil que permite a los clientes reservar máquinas, recibir notificaciones cuando su lavado termina y acumular puntos para descuentos, La app diseñada en colaboración con estudiantes de tecnología de la Universidad de UCLA, fue pionera en su categoría y atrajo a una clientela más joven y digital.

Otra de sus apuestas revolucionarias fue la implementación de paneles solares en sus sucursales, reduciendo un 40% en costos energéticos y posicionándola como una empresa comprometida con el medio ambiente. Además, las lavanderías ofrecen estaciones de carga USB gratuitas y WiFi, convirtiendo los espacios en lugares de espera productiva para familias y estudiantes.

Impacto Comunitario: Más que una Lavandería.

Para Lucía, el éxito se mide también en el impacto social, sus lavanderías han generado empleo estable para inmigrantes sin experiencia previa, ofreciendo capacitación en operación de maquinaria, servicio al cliente, finanzas personales y derechos laborales.

También durante la pandemia, Galán colaboró con bancos de alimentos locales para repartir comidas a familias afectadas, la crisis nos unió más con la comunidad, nos dimos cuenta de que somos parte de algo más grande.

Con los ojos puestos en el horizonte, Lucía tiene planes ambiciosos, su sueño más grande es crear una Academia de Emprendimiento, un centro de formación para pequeños negocios en comunidades hispanas, quiero compartir las herramientas que me ayudaron cuando empecé, muchos tienen ideas brillantes, pero carecen de mentoría.

 

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