Un descubrimiento en la frontera entre Nevada y Oregón, Estados Unidos, promete redefinir el futuro de la movilidad eléctrica y la geopolítica de los recursos naturales, la Caldera de McDermitt, un cráter volcánico de 45 kilómetros de diámetro alberga el mayor depósito de litio del planeta, con estimaciones que superan los 20 millones de toneladas métricas de este metal clave para las baterías de vehículos eléctricos (VE). Este hallazgo no solo podría consolidar a Estados Unidos como líder en la producción de litio, sino que también aceleraría la descarbonización global y desafiaría la hegemonía de países como Chile, Australia y China en el mercado de las materias primas estratégicas.
La Caldera de McDermitt formada hace 19 millones de años tras una erupción volcánica masiva, ha sido durante décadas un foco de interés para geólogos, no fue hasta 2023 que exploraciones realizadas por empresas como Lithium Americas y Jindalee Resources, junto al Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) revelaron la magnitud de su riqueza.
El litio conocido como «el oro blanco» de la era moderna se encuentra en concentraciones excepcionales en forma de arcillas y salmueras subterráneas, un tipo de depósito menos común que los salares andinos pero con ventajas técnicas significativas.
Según estudios preliminares la caldera contiene más del doble de litio que el Salar de Atacama en Chile, actualmente la principal reserva mundial. Su proximidad a infraestructuras energéticas y carreteras reduce los costos de extracción y transporte, un factor crítico para su viabilidad económica.
¿Cómo se formó este gigante?
El litio en McDermitt se originó gracias a la actividad volcánica y la interacción de aguas termales ricas en minerales, a diferencia de los salares de América del Sur donde el litio se extrae evaporando salmueras en cuencas áridas, aquí el metal está atrapado en arcillas esmectitas, un tipo de roca sedimentaria que permite métodos de extracción más eficientes, estudios del USGS destacan que estas arcillas contienen entre 2,000 y 3,000 partes por millón (ppm) de litio, niveles comparables a los mejores yacimientos del mundo.
El litio es el componente esencial de las baterías de iones de litio que alimentan desde teléfonos móviles hasta automóviles eléctricos, con la demanda global de VE proyectada para crecer de 10 millones de unidades en 2023 a 40 millones en 2030, según la Agencia Internacional de Energía (AIE).
La Caldera de McDermitt podría abastecer hasta el 25% de la demanda mundial de litio para 2040, reduciendo la dependencia de Estados Unidos de importaciones desde China que actualmente controla el 60% de la producción global de baterías, este cambio es crucial para cumplir con la Inflation Reduction Act (IRA), que exige que el 40% de los minerales en baterías de VE provengan de Estados Unidos o países aliados para acceder a subsidios federales.
Tecnología innovadora: extracción sin dañar el medio ambiente.
Uno de los aspectos más revolucionarios del proyecto McDermitt es el uso de tecnologías de extracción directa de litio (DLE), a diferencia de los métodos tradicionales que requieren grandes cantidades de agua y tiempo (hasta 18 meses de evaporación en los salares), la DLE utiliza procesos químicos selectivos para separar el litio de otras sales en cuestión de horas, esto reduce el consumo hídrico en un 90% y minimiza el impacto en ecosistemas frágiles .
Empresas como ioneer Ltd., que opera el proyecto Rhyolite Ridge, ya han demostrado la eficacia de esta tecnología, se espera que la DLE permita una producción anual de 60,000 toneladas de carbonato de litio suficiente para fabricar baterías de 2 millones de vehículos eléctricos.
A pesar de sus ventajas técnicas, el proyecto enfrenta críticas, grupos ecologistas como Western Watersheds Project advierten sobre el riesgo de contaminación de acuíferos y la destrucción de hábitats de especies en peligro, como el antílope americano, comunidades indígenas locales como la tribu Paiute de Burns han expresado preocupación por el impacto cultural en tierras ancestrales.
Para mitigar estos riesgos las empresas involucradas han comprometido inversiones en energías renovables para operar las minas, programas de reforestación y consultas permanentes con comunidades nativas, este proyecto no puede repetir los errores de la fiebre del oro del siglo XIX, la sostenibilidad debe ser prioritaria afirma Sarah Green, geóloga y activista ambiental.
El descubrimiento de McDermitt llega en un momento clave, China domina actualmente la cadena de suministro del litio, controlando desde las minas en Australia y África hasta las fábricas de baterías, con este yacimiento Estados Unidos busca romper esa dependencia y fortalecer su posición en la carrera por las energías limpias.
El litio de McDermitt podría revitalizar economías locales en Nevada y Oregón estados con altos índices de desempleo rural, se estima que el proyecto generará 5,000 empleos directos y atraerá inversiones por más de $10,000 millones en la próxima década.
Con la producción proyectada para comenzar en 2027, el litio de McDermitt podría ser clave para cumplir la meta de la Casa Blanca de que el 50% de las ventas de vehículos nuevos en 2030 sean eléctricos, podría abaratar los costos de las baterías, haciendo que los VE sean accesibles para mercados emergentes.
Sin embargo, expertos como Michael McKibben geólogo de la Universidad de California advierten que la verdadera revolución no estará solo en extraer litio sino en procesarlo y refinarlo localmente, actualmente el 80% del procesamiento global de litio ocurre en China, un eslabón que Estados Unidos aún debe fortalecer.
La Caldera de McDermitt no es solo un depósito de litio, es un símbolo de la transición hacia un futuro energético sostenible, su explotación responsable podría redefinir la industria automotriz, reequilibrar la geopolítica de recursos y demostrar que la lucha contra el cambio climático pasa por innovar sin sacrificar el planeta, como dijo John D. Mitchell CEO de Lithium Americas: «Este no es el final de la búsqueda por recursos críticos, sino el inicio de una nueva era donde la tecnología y la naturaleza trabajan en armonía».