Cuando Tesla presentó la Cybertruck en 2019, el mundo automotriz se sacudió. La camioneta eléctrica de diseño angular, carrocería de acero inoxidable y promesas de resistencia casi militar parecía salida de una película de ciencia ficción. Elon Musk, con su habitual estilo provocador, aseguró que el vehículo redefiniría el concepto de movilidad, superaría a las pickups tradicionales y marcaría el inicio de una nueva era, se habló de 250.000 unidades anuales, de una revolución en la industria, de una máquina indestructible. Pero seis años después, la realidad es otra, la Cybertruck ha fracasado en ventas, y su historia se ha convertido en una lección sobre expectativas infladas, errores de diseño y desconexión con el mercado.
Un diseño que polariza más de lo que seduce
Desde el primer momento, el aspecto de la Cybertruck generó reacciones encontradas, su silueta poligonal, inspirada en vehículos militares y ciencia ficción, fue celebrada por algunos como audaz y futurista. Pero para la mayoría, resultó simplemente extraña, en un mercado donde la estética juega un papel crucial, la camioneta de Tesla se alejó demasiado de los códigos visuales tradicionales. La Ford F-150, la Chevrolet Silverado y la RAM 1500 han dominado el segmento por décadas con líneas robustas pero familiares. La Cybertruck, en cambio, parecía diseñada para un nicho demasiado reducido.
El jefe de diseño de Tesla, Franz von Holzhausen, defendió la propuesta como una ruptura necesaria, sin embargo, la recepción del público fue tibia, en redes sociales, abundaron los memes, las comparaciones con electrodomésticos y los cuestionamientos sobre su funcionalidad, lo que debía ser un ícono del futuro terminó siendo objeto de burla.
Problemas de producción y postventa
Más allá del diseño, la Cybertruck enfrentó obstáculos técnicos desde su fabricación. La carrocería de acero inoxidable, pensada para ofrecer resistencia superior, resultó difícil de trabajar en línea de producción, los talleres convencionales no están preparados para reparar este tipo de material, lo que complicó la logística de postventa, un caso emblemático fue el de la revista Edmunds, que adquirió una unidad para pruebas a largo plazo, tras un accidente menor descubrieron que reparar el vehículo era prácticamente imposible, el seguro lo declaró pérdida total, y lo que costó más de 100.000 dólares terminó vendido como chatarra por apenas 8.000.
Este tipo de incidentes minó la confianza de los consumidores, las listas de espera para reparaciones se extendieron por meses, y los centros de servicio de Tesla no daban abasto. En algunos casos, los propietarios reportaron más de seis meses para obtener un presupuesto, la promesa de una camioneta indestructible se convirtió en una pesadilla logística.
Expectativas incumplidas y cifras decepcionantes
Elon Musk prometió una producción masiva, habló de 250.000 unidades anuales de una demanda sin precedentes, pero los números no fueron lo esperado, en 2024, el primer año completo de ventas Tesla entregó menos de 40.000 Cybertrucks. En 2025, las cifras han seguido cayendo, según S&P Global Mobility, durante el segundo trimestre se vendieron entre 5.000 y 6.000 unidades, una caída del 52% respecto al trimestre anterior. En comparación, la Ford F-150 Lightning y las camionetas eléctricas de General Motors han mantenido ritmos de venta mucho más sólidos.
Otro punto crítico ha sido la autonomía, Tesla anunció que la Cybertruck tendría un alcance de hasta 500 millas (804 kilómetros), lo que la convertiría en una de las pickups eléctricas más capaces del mercado. Pero en la práctica, los propietarios han reportado autonomías reales de apenas 200 millas (321 kilómetros). Esta diferencia ha generado frustración y ha afectado la percepción de confiabilidad.
Los usuarios que buscaban una herramienta de trabajo encontraron un vehículo limitado. Y los que buscaban una experiencia premium se toparon con deficiencias técnicas y un servicio postventa insuficiente.
El factor Musk: entre la genialidad y la controversia
No se puede hablar del fracaso de la Cybertruck sin mencionar a Elon Musk. El empresario ha sido el rostro de Tesla desde sus inicios ha protagonizado múltiples controversias, desde decisiones empresariales abruptas hasta comentarios políticos incendiarios. Su asociación con figuras como Donald Trump y su rol en movimientos como MAGA han generado rechazo en ciertos sectores del mercado.
Además, su estilo de liderazgo ha sido cuestionado, en noviembre de 2019, Musk declaró que no hacía investigación de mercado, esta afirmación, que en su momento pareció una muestra de audacia, hoy se interpreta como una señal de desconexión. La Cybertruck fue diseñada sin considerar las necesidades reales del consumidor promedio, y eso, en una industria tan competitiva como la automotriz, puede ser fatal.
Mientras Tesla luchaba por posicionar la Cybertruck, sus competidores avanzaban con propuestas más equilibradas. La Ford F-150 Lightning, por ejemplo, ofrece un diseño familiar, buena autonomía y una red de servicio consolidada. General Motors, por su parte, ha apostado por camionetas eléctricas que combinan innovación con practicidad. Incluso marcas emergentes como Rivian han logrado captar la atención del público con modelos versátiles y bien diseñados.
En este contexto, Tesla ha perdido terreno, sus márgenes se han reducido, y la presión por mantener precios competitivos ha afectado la rentabilidad, la Cybertruck, con un precio que oscila entre los 80.000 y 100.000 dólares, se ha vuelto difícil de justificar frente a opciones más accesibles y funcionales.
El escándalo del stock acumulado
En las afueras de la gigafactoría de Texas, cientos de Cybertrucks permanecen estacionadas, acumulando polvo, las imágenes satelitales y los reportes de medios especializados muestran un panorama preocupante. Tesla fabricó más vehículos de los que el mercado está dispuesto a comprar, este exceso de stock no solo representa una pérdida económica, sino también un golpe a la imagen de la marca.
Algunos clientes han rechazado entregas, alegando que las unidades ofrecidas son de lotes antiguos o presentan defectos, otros han cancelado reservas ante la falta de claridad sobre fechas de entrega y condiciones de garantía.
La historia de la Cybertruck aún no ha terminado, tesla podría rediseñar el modelo, ajustar su estrategia y recuperar parte del terreno perdido, pero el camino será difícil. El mercado ha cambiado, los consumidores son más exigentes y la competencia no da tregua.
El fracaso de la Cybertruck no significa el fin de Tesla, pero sí marca un punto de inflexión, la empresa deberá replantear su enfoque, escuchar al mercado y recuperar la credibilidad, porque en la industria automotriz las promesas incumplidas se pagan caro.
La Cybertruck nació como una visión audaz, pero terminó siendo una advertencia, su fracaso en ventas refleja una desconexión entre la innovación y la realidad del consumidor, hoy la camioneta que prometía cambiar el mundo lucha por encontrar su lugar en él.